Cuarenta días con sus cuarenta noches, eso es lo que falta para volver a disfrutar de Cristo y su Madre por las calles de Sevilla.
Cuarenta días para volver a escuchar a Antonio Santiago hacer la primera “llamá” a su gente del Porvenir y que diga “Osuna, vámono miarma”.
Cuarenta días para la explosión de los naranjos, explosión con olor a azahar, cuarenta días para que todo recobre su sentido, cuarenta días para escuchar…