BAUTIZAR CON ESPÍRITU SANTO

-Yo os bautizo con agua, pero llega el que es más fuerte que yo.... El os va a bautizar con Espíritu Santo...  (Lc 3,16)

Las palabras de Juan el Bautista, que declaran la actividad principal que Jesús de Nazaret va a realizar, invitan a acoger el don del Espíritu, dador de vida. Jesús es el más fuerte, con su bautismo manifiesta su compromiso a dar la vida por amor de los hombres. Es con ese amor, sin límites, que la muerte queda derrotada y quitado el pecado del mundo.

        Para los creyentes no basta con ser bautizados en las aguas, como compromiso de un cambio radical de vida que rompa con cualquier forma de injusticia, sino que es vital ser bautizados en Espiritu Santo, o sea llevar al máximo ese mismo compromiso: ser capaces, como Jesús, de dar la vida por los demás.

         En el domingo después de la Epifanía, que celebra el bautismo de Jesús, hay que dejarse sumergir por esa onda de amor gratuito e incondicional que procede del Padre y del Hijo.

          El santuario del Rocío tiene en uno de sus altares laterales reflejado tal episodio, obra magistral del escultor Navarro Arteaga: con el bautismo de Jesús se abren los cielos y el Espíritu, cual paloma, baja como manantial que comunica plenitud de vida.