Ayer fue la fiesta de los fieles difuntos, y antes de ayer la de todos los Santos.
Ayer nos acercamos al cementerio a visitar a los que ya no están. Y fuimos a tu sepultura, amigo. No la podíamos ver porque estaba completamente cubierta de flores, las flores para un hijo, un hermano, un amigo, pero sobretodo las flores para un héroe que dejó su vida por nosotros.

Aquí te dejo mis flores a modo de palabras, Carlos.
Ayer fui a visitarte a tu nueva morada
y la encontré repleta de flores de tristes almas
almas que añoran al hijo, al hermano añoraban,
flores que añoran al tío o al amigo en su tardanza,
lagrimas que añoran a un héroe, que entregó por mi su alma.
Ayer fui a la sepultura que tiene tu cuerpo en su entraña
y me encontré flores del color de rojo y gualda
construyendo la bandera que en tu amor encerrabas,
y encontré también la cinta con la medida exacta
de la Madre más celeste que en su regazo te guarda.
Ayer cayó tormenta, pero no la que el cielo arrasa,
sino de unos ojos azules que añoran tu mirada
y en unas caras tristes, y firmes en tu añoranza,
valientes y soñadoras como la tuya cantaba
por encontrar una foto de tu perdida cara.
Ayer cayó tu recuerdo en la perdida mirada
de jovenes corazones que recuerdan tu mirada
tu calor y tus silencios, tu alegría y tu calma
y un sincero corazón entregado a una palabra
que ya no conocerá la paz en su tierra amada,
pero ha encontrado la gloria en la tierra que no acaba.
Trompeta-sangre a Panu...
Saludos.
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