
Todos lo sabemos y nadie lo dice. Todos lo sentimos, y ninguno se atreve a romper la nítida perfección que como velo envuelve su partida. No todos somos testigos de ese momento, y sin embargo compartimos el sentimiento que resquebraja el silencio y se prende a tus bambalinas. Nadie lo afirma, pero todos oyen murmurar la espuma del río que surca Triana y Sevilla, madrugá y aurora.
Hoy me entregué a tus ojos y jugué a ser brillo en tus mejillas, enamorado de tu cintura, ancla en tu barco de sueños. Hoy jugué a cerrar los ojos e imaginar que sonreías, que tu palio se movía y regalabas al mundo un nuevo sueño. Hoy fui corazón en tu latido y nostalgia de Viernes Santo; sin querer fui tu vasallo y tú estampa de antaño, fuiste fruto de empeño, mundo eterno en que orbitan mis sueños...
Dicen que Triana es barrio... yo digo que no. Porque Triana vive al compás de su latido, porque Triana no se entiende sin tus pomposos borlones y tu elegancia señera que marcha en incontenible espera; porque sin tus manos no hay sueños, y sin tu cara no hay aire, y sin tu palio no hay templo, y sin tus ojos nada vale...
Nadie lo dice y todos callan, pero en Sevilla se sabe que tu barrio no es barrio sin tu mirar por sus calles. Nadie lo dice y todos callan, pero todos lo saben. Triana es barrio, o eso dicen algunos; yo digo que es mentira, porque Triana es Triana por tener Pureza en tu mirada... y cuando dicen Triana, están diciendo tu nombre.
Triana no es un barrio, es más que sentimiento, es otro cielo y otra gloria, es duende y belleza, es arte e historia... Triana te presta el palio, presta el gentío y su nombre, la luna y las flores, el calor y las oraciones; es lo que todos saben y nadie comenta, que a tus ojos y semblanza, Triana olvida que es barrio por ser tu apellido, Esperanza...
Dedicado a todos los cofrades que formaron parte ayer de la quedada... sois encantadores.
Sergio Rovayo.
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